artículo sobre decrecimiento

Aunque no soy muy de celebrar “el día de tal” no niego que en ocasiones hay temas que necesitan ese marketiniano recordatorio. En este caso y gracias a Conciencia Eco me enteré de que el 29 de octubre estaba celebrándose el Día Mundial por el Decrecimiento.  Llegué tarde a la celebración oficial aunque por mi situación de los últimos meses me doy cuenta de que llevo siendo fiel a esta práctica una buena temporada.

A pesar de que pueda verse como algo negativo al hecho de tener menor poder adquisitivo se le pueden sacar muchas cosas positivas y, sobre todo, la cantidad de veces que te obliga a pararte y preguntarte: ¿de verdad lo necesito?

Parece contradictorio pensar así cuando no paro de escuchar que lo necesario para salir adelante de esta situación es que aumente el consumo; de acuerdo sí, pero si ese consumo vuelve a ser desmesurado  y provocado por cantos de sirena, mensajes engañosos de compra y sé feliz,  ¿Hacia dónde nos llevará ese impulso de ansia consumista? ¿Volveremos a repetir el modelo de ladrillo-burbuja-hipoteca-endeudados?

Y que conste que esto no tiene nada que ver con recortar en los servicios esenciales como sanidad o educación, patas que deberían seguir bien rígidas y sin las que definitivamente nos caeremos de la silla… pero ésa es otra historia.

En este acelerado mundo digital, donde la prisa y la compra compulsiva,nos alivia el hastio existencial del ciudadano occidental, resulta complicado seguir las pautas de un consumo meditado y responsable, por eso hay que querer hacerlo.

En mi caso, la circunstancia de tener que pensarlo dos veces antes de gastar ha sido algo sobrevenido pero nunca es tarde para reflexionar sobre cómo vivir con menos y no sentirnos unos desgraciados.

De momento, como medida asumible, sostenible y al alcance de la mano, he optado por algo más viejo que el sol, consumir productos de temporada, sobre todo frutas y verduras.

 

Las 1080

Ahora que podemos conseguir todo tipo de productos durante todo el año sin importar si vienen de Chile, Nueva Zelanda o Pernambuco, yo he puesto en primera línea de estantería a Simone Ortega  y sus ‘1080 recetas , un best seller de la literatura culinaria y doméstica que he visto por casa desde niña y luego en casas de amigos y ahora en la mía propia.

Tiene un calendario por meses muy útil en el que te recomienda las carnes y pescados, verduras y frutas de temporada a lo largo del año; un pequeño paso para tener una despensa sostenible y apoyar los productos locales y de temporada.

Vuelve el trueque

Y ya que estamos hablando de cómo cambiar el mundo os recomiendo este documental sobre Monedas sociales.

Me quedé alucinada de la cantidad de monedas alternativas que existen en todo el mundo; un sistema que funciona a nivel local beneficiando a todos, empresas, ciudadanos e incluso ayuntamientos. En España ya hay cerca de 70 de estas monedas con nombres  como Puma, Zoquito, Eco, Res, Boniato, Ecosol, Expronceda…. Desde luego la crisis que parece que nos va abandonando (eso dicen algunos) está dando para mucho y, sobre todo, creo que para hacernos pensar y cuestionarnos que  como decía el gran Rosendo, hay otras maneras de vivir. Que ustedes piensen bien…